Una vez, me pidieron si podía subir al Champaquí para bautizar a una nena, la hija del Sergio y de la Norma ..... Todo estaba armado para que, en esa mañana pudiéramos celebrar en la capilla San José el bautismo, y cuando nos estábamos preparando, parece ser que se acercó algún serrano y encendió una vela y la colocó justo en el medio del altar... Yo para mis adentros decía...: "¿Quién se habrá desubicado y habrá puesto esa vela ahí en el medio...? ¿Cómo hago para sacar esa vela, sin que se me ofenda el serrano, ya que justo en ese preciso lugar tengo que poner la fuente con el agua para el bautismo...?". Lo que hice fue, simplemente desplazarla unos cuarenta centímetros a la derecha, y les dije a los fieles que se habían acercado a la celebración y estaban presenciando todo esto que les cuento: "Vamos a utilizar este cirio que acaban de encender, como cirio pascual para que presida nuestra celebración...". Así de esa manera, pude sacar de escena o quitarle el protagonismo principal a la velita encendida justo en el lugar central de la celebración, pero sin ofenderlo al serrano.
Luego que pasó la ceremonia litúrgica, me invitaron a compartir el almuerzo,... un asado para todos los que nos habíamos reunido en la capilla, alrededor de sesenta personas..., y como a eso de las cinco de la tarde, cuando ya todos tenían unos vasitos de más, se acercó "el devoto de la vela", del que les hablaba, y medio picadito me dijo con toda soltura pero con mucho respeto... "Padre..., yo quisiera preguntarle algo... Yo soy el que prendí la vela esta mañana... la prendí para agradecerle a Dios porque, hace como tres meses, me cayó un rayo, que me dejó paralizado la mitad del cuerpo..., me llevaron para el bajo, y estuve internado quince días en el hospital de Santa Rosa... Al final me mejoré, ya ando bien,... me recuperé. Creí que iba a quedar 'la mitad sí y la mitad no', pero gracias a Dios está todo bien... La pregunta es: ¿qué me ha querido decir Dios con todo ésto que me pasó? Me he quedado con miedo!...". Yo pensé un rato...y le dije: "¿Y vos, qué sentiste cuando te cayó el rayo...?" -no debe haber sido un rayo, sino algo así como,... una centella, o algo parecido... de todos modos, ¡no me hubiera gustado estar en su lugar cuando le sucedió semejante cosa!- él me dijo: "Me acordé cuando era chico, y yo me mandaba una macana muy grande,... mi papá me pegaba fuerte una cachetada en la cabeza; no me hacía llorar, porque no dolía tanto, pero me daba cuenta de que era algo grave lo que había hecho... ¡Eso sentí...!". Yo aproveché, y le pregunté: "¡Y vos, en todo este tiempo... ¿te estás portando bien...?...!" Y en ese instante me abrió más el corazón, y con lágrimas en los ojos me respondió... "¡La verdad es que, no..., hace tiempo que me estoy mandando un montón de macanas...!" ¡Estaba "clarita la estafa"...! "¡Y bueno...! ¿Para qué vamos a seguir dando vueltas...! ¡Es eso lo que tu Padre Dios te está diciendo...! ¡Te pegó en la cabeza como lo hacía hace tiempo tu papá de acá, de la tierra, porque te estás portando mal...! ¡Lo que pasa es que Dios, te pegó con un rayo...! ¡Arrepentite, pedile perdón, y en adelante portate bien...! ¡La alegría que tenía ese serrano, no se imaginan...! ¡Lloraba..., cantaba, se reía, bailaba... increible...!
¡Y pensar que yo creía que se había desubicado al prender una vela y colocarla en el medio del altar...! ¡Fue el signo más elocuente de una fe viva que le dio pleno sentido a ese viaje que hice al Champaquí con ocasión del bautismo de la hija del Sergio y de la Norma...!