Bienvenido a la Parroquia Santa Rosa de Lima! A través de este medio, deseo compartir algunas de las vivencias que he tenido en estos diez años que llevo como cura párroco en esta comunidad. Padre Pablo

domingo, 27 de noviembre de 2011

La vela encendida...

Una vez, me pidieron si podía subir al Champaquí para bautizar a una nena, la hija del Sergio y de la Norma ..... Todo estaba armado para que, en esa mañana pudiéramos celebrar en la capilla San José el bautismo, y cuando nos estábamos preparando, parece ser que se acercó algún serrano y encendió una vela y la colocó justo en el medio del altar... Yo para mis adentros decía...: "¿Quién se habrá desubicado y habrá puesto esa vela ahí en el medio...? ¿Cómo hago para sacar esa vela, sin que se me ofenda el serrano, ya que justo en ese preciso lugar tengo que poner la fuente con el agua para el bautismo...?". Lo que hice fue, simplemente desplazarla unos cuarenta centímetros a la derecha, y les dije a los fieles que se habían acercado a la celebración y estaban presenciando todo esto que les cuento: "Vamos a utilizar este cirio que acaban de encender, como cirio pascual para que presida nuestra celebración...". Así de esa manera, pude sacar de escena o quitarle el protagonismo principal a la velita encendida justo en el lugar central de la celebración, pero sin ofenderlo al serrano.
Luego que pasó la ceremonia litúrgica, me invitaron a compartir el almuerzo,... un asado para todos los que nos habíamos reunido en la capilla, alrededor de sesenta personas..., y como a eso de las cinco de la tarde, cuando ya todos tenían unos vasitos de más, se acercó "el devoto de la vela", del que les hablaba, y medio picadito me dijo con toda soltura pero con mucho respeto... "Padre..., yo quisiera preguntarle algo... Yo soy el que prendí la vela esta mañana... la prendí para agradecerle a Dios porque, hace como tres meses, me cayó un rayo, que me dejó paralizado la mitad del cuerpo..., me llevaron para el bajo, y estuve internado quince días en el hospital de Santa Rosa... Al final me mejoré, ya ando bien,... me recuperé. Creí que iba a quedar 'la mitad sí y la mitad no', pero gracias a Dios está todo bien... La pregunta es: ¿qué me ha querido decir Dios con todo ésto que me pasó? Me he quedado con miedo!...". Yo pensé un rato...y le dije: "¿Y vos, qué sentiste cuando te cayó el rayo...?" -no debe haber sido un rayo, sino algo así como,... una centella, o algo parecido... de todos modos, ¡no me hubiera gustado estar en su lugar cuando le sucedió semejante cosa!-  él me dijo: "Me acordé cuando era chico, y yo me mandaba una macana muy grande,... mi papá me pegaba fuerte una cachetada en la cabeza; no me hacía llorar, porque no dolía tanto, pero me daba cuenta de que era algo grave lo que había hecho... ¡Eso sentí...!". Yo aproveché, y le pregunté: "¡Y vos, en todo este tiempo... ¿te estás portando bien...?...!" Y en ese instante me abrió más el corazón, y con lágrimas en los ojos me respondió... "¡La verdad es que, no..., hace tiempo que me estoy mandando un montón de macanas...!"  ¡Estaba "clarita la estafa"...! "¡Y bueno...! ¿Para qué vamos a seguir dando vueltas...! ¡Es eso lo que tu Padre Dios te está diciendo...! ¡Te pegó en la cabeza como lo hacía hace tiempo tu papá de acá, de la tierra, porque te estás portando mal...! ¡Lo que pasa es que Dios, te pegó con un rayo...! ¡Arrepentite, pedile perdón, y en adelante portate bien...! ¡La alegría que tenía ese serrano, no se imaginan...! ¡Lloraba..., cantaba, se reía, bailaba... increible...!
¡Y pensar que yo creía que se había desubicado al prender una vela y colocarla en el medio del altar...! ¡Fue el signo más elocuente de una fe viva que le dio pleno sentido a ese viaje que hice al Champaquí con ocasión del bautismo de la hija del Sergio y de la Norma...!

                                                         P. Pablo

lunes, 21 de noviembre de 2011

Padre, yo ya estoy "allanada"...

Recuerdo una de las veces que fui al Champaquí para celebrar el triduo de oración y la fiesta patronal en honor a San José, Doña Eusebia, una viejita divina que allí vivía, no pudo acercarse a la capilla para rezar el triduo, y menos para la misa y la procesión de San José, porque se encontraba muy delicada de salud, pero me pidió confesarse y la unción de los enfermos.
Durante los tres días, luego de celebrar la misa me acerqué a su ranchito para llevarle a Jesús en la comunión, y uno de esos días en que conversábamos me dijo algo tan simple pero a la vez tan profundo, que hasta hoy me lo acuerdo y hasta hoy me sigue cuestionando la vida... Me dijo: -haciendo referencia a su estado interior del alma- "Padre, yo ya estoy allanada..., Dios me puede venir a buscar cuando Él quiera...". ¡Qué hermosa imagen...! Estar "allanada" significaba para Doña Eusebia, que su alma era un "llano", o una "llanura"... es decir, ya no había "montaña" que rebajar, ni "valle" que rellenar... su alma durante los últimos años, según lo que me contaba Doña Eusebia, había sido trabajada para "allanarle" el camino al Señor cuando la viniera a buscar... Y yo me preguntaba: "¿Habrá escuchado Doña Eusebia alguna vez, que era el Profeta Juan el Bautista el que invitaba a realizar en las almas o los corazones semejante acto de virtud para esperar la llegada del Mesías...?" ¡No lo sé, pero ella lo tenía asumido totalmente en su vida...!
Antes de volver "pal' bajo", como dicen allá, fui a saludarla y a darle una bendición, y luego salí de vuelta para Santa Rosa... A los ocho días, me llamaron del Champaquí para decirme que Doña Eusebia se había desmejorado y había fallecido... ¡Qué triste y qué alegre noticia me habían dado...! Sin dudas, San José se la había llevado en la "octava" de su Fiesta Patronal, es decir a los ocho días subsiguientes de su Solemnidad.

                             P. Pablo

miércoles, 9 de noviembre de 2011

No resulta tan fácil "hallarle la vuelta"...

Hace diez años que estoy en la parroquia, y salvo un año, el resto he ido siempre para la fiesta patronal del Champaquí, que es el día 19 de marzo, solemnidad de San José. Él es el Patrono de la comunidad. El año que no fui, coincidía con el domingo de ramos, y no hubo forma de cambiar la fecha, porque ya tenían todo armado para ese día. Después me contó la gente que se arrepintieron, pues estuvo muy pobre la fiesta patronal, …sin el triduo de oración, …y sin la misa del domingo. Por lo que intuyo, nunca más van a permitir que suceda lo mismo.
Decía recién que “tenían todo armado” para esa fecha… ¿A qué me refiero…? Hoy en día, lo que se vive en el cerro Champaquí, es muy distinto a lo que se vivía hace 50 años atrás… hablo desde el ámbito de la fe… Hoy los que viven al pie del cerro, han organizado sus casas como albergues de montaña, de construcciones muy rústicas, con piedras de las sierras… ¡Una verdadera fuente de ingresos! ¡Algo muy bueno para el sustento de los que allí viven…! Pero lamentablemente, se ha ido perdiendo la vivencia de la fe, que hasta hace un tiempo atrás, estaba muy arraigada en el corazón de estas familias. Hoy por hoy, la fiesta patronal, es una ocasión más para hacer algunas horas de a caballo, reunirse con amigos, escuchar unos chamamés, tomarse unos vinos, y pegar la vuelta para “las casas”… ¿Está mal eso…? ¡Considero que no…! Pero si no va más allá que eso, no sirve la fiesta patronal… digo “no sirve” en el sentido de que “no brinda un servicio de evangelización”… Yo voy a seguir yendo… Tengo que rezar todo esto, y buscarle la vuelta… quizás ir más seguido en otras ocasiones, como de hecho lo suelo hacer, pero no resulta tan fácil evangelizar a estos hermanos del Champaquí…
                                                                P. Pablo

martes, 8 de noviembre de 2011

La parroquia más alta de la diócesis...?

Cuando el Obispo me nombró párroco de Santa Rosa de Calamuchita, yo sabía que existía una comunidad que se hallaba en la parte más alta de la provincia de Córdoba, concretamente el “Cerro Champaquí”…, pero sólo cuando comencé a desenredar mi ministerio pastoral en la parroquia, me di cuenta de lo que en sí implicaba atender también a ese grupo de fieles cristianos que allí viven…
-Cerro Champaquí -2792 mts. s.n.m.-
Cuando tengo que ir al Champaquí, resulta necesario ausentarse por varios días de lo que abarca la “sede parroquial” situada en Santa Rosa, pues es una travesía bastante incómoda el llegar al cerro, por lo tanto uno tiene que hacerse a la idea de que si va, se tiene que quedar algunos días allá, pues no da el tiempo para subir y bajar en un mismo día… Uno tiene que ir, descansar hasta el otro día, hacer lo que tiene que hacer en ese día después del descanso –ya sea dar catequesis, bautizar, asistir un matrimonio, visitar a un enfermo- y luego bajar a Santa Rosa de regreso.
Desde Santa Rosa de Calamuchita hasta Yacanto, un pueblito desde donde se comienza a subir por las sierras grandes, hay unos 30 Km. Desde allí, hay que recorrer 25 Km. hasta un puesto que se llama “tres árboles”. En ese lugar hay que dejar el auto, y luego comenzar a dirigirse al caserío a donde vive la comunidad de gente que se encuentra al pie del Cerro Champaquí. Todo ese recorrido, uno lo puede hacer o bien caminando, o si no, a caballo. En estos diez años siempre lo hice yendo a caballo. Es una experiencia muy linda, pero bastante cansadora…!
                                                                                         P. Pablo

martes, 1 de noviembre de 2011

¿Qué es una "Parroquia"...?

 La palabra "Parroquia" surge de la conjunción de dos palabras griegas: "pará" y "oikía"..., y su significado es "entre las casas"... ¿Por qué "entre las casas"...? ¿Quién es el que está "entre las casas"...? Pues nada más y nada menos que Jesús, el Dios hecho hombre, que tuvo la delicadeza, primero de asumir nuestra condición humana, y segundo, de "quedarse presente donde dos o más se reúnen en su Nombre..." como nos lo enseña Él  mismo en el evangelio. Una parroquia entonces, es un grupo de casas entre las que Jesús, el Dios-con-nosotros, está presente con una presencia bienhechora. A esa presencia, no la podemos ver, ni tocar, ni palpar a través de nuestros sentidos exteriores, pero si ponemos a trabajar nuestra fe, esa fe que recibimos en el momento de nuestro bautismo, vamos a ir descubriendo que su presencia, no es menos contundente que la que manifestó cuando estuvo físicamente presente.
                                                 P. Pablo 


lunes, 31 de octubre de 2011

La Parroquia como "la fuente de la aldea"

El Papa Juan XXIII cuando hablaba de la parroquia, la llamaba con el título de "la fuente de la aldea"..., una imagen muy linda por lo ilustrativa que resulta, teniendo en cuenta la misión que debiera cumplir toda parroquia dentro de la comunidad de la Iglesia.
Pensar la parroquia desde esta imagen, nos ayuda a aquellos que trabajamos en la evangelización y en el pastoreo de las almas, a descubrir qué es lo esencial que debiera encontrar una persona cuando se acerca al corazón de la parroquia..., y lo esencial es el "agua viva" que nos ofrece Jesús, el Hijo de Dios vivo. Esa "agua viva" que se pone de manifiesto cuando en la comunidad parroquial existen gestos y palabras oportunas ante el hermano solo y desamparado. Gestos y palabras que, en primer lugar debe ofrecer el pastor de la comunidad, pero que no se circunscribe sólo a él, sino que corresponde a toda la comunidad cultivarlos. Todos los cristianos, miembros de una comunidad parroquial deberíamos "dar de beber al sediento" esta "agua viva" de la "fuente de la aldea".
Si hacemos un poco de memoria, y nos retrotraemos en el tiempo y nos trasladamos en el espacio a aquellas aldeas o pequeños pueblitos donde existían esas fuentes a donde todos los miembros del pueblo recurrían para buscar el agua, vamos a darnos cuenta de la importancia que tenía ese lugar clave en esa geografía. Es cierto, la gente se reunía allí para buscar agua, pero ese encuentro con la demás gente, tenía a la vez otras dimensiones, pues era allí a donde se iban entretejiendo un sin fin de relaciones interpersonales que marcaban y modelaban esa comunidad que juntos conformaban.
Eso mismo que acontecía en esa fuente de la aldea, es lo que debiera suscitarse con frecuencia en la parroquia, pues a la vez que es la dispensadora de la gracia de Dios, también tendría que generar lazos fraternos y comunitarios.
                                                                                     P. Pablo

¡Uy...! ¿Quiénes son los míos?

Fue a fines del mes de enero del año 2002 cuando asumí como cura en la parroquia... En ese entonces el Valle de Calamuchita estaba lleno de gente a raíz del turismo, y la verdad es que me sentí muy raro, pues no sabía quiénes eran los míos, y quiénes habían venido a pasear por las vacaciones. Todos me resultaban familiares, y a la vez todos me resultaban extraños..., pero no lograba darme cuenta con quién iba a contar pastoralmente, a la hora de comenzar las actividades del año, que si bien estaba empezando, me daba cuenta que para el pueblo, era como si recién estuviera terminando... ¡Para mí, una verdadera confusión...! Cuando terminaba la celebración de la misa, y salía a saludar a la gente fuera del templo, me decía: "me voy a dar cuenta cuáles son los míos por la tonada en su voz"..., pero con el correr de los días me enteré que la gran mayoría de los que vivían en Santa Rosa, no tenían tonada cordobesa, pues muchos de ellos, habían venido de otras provincias, y si bien hoy vivían en el pueblo, sus raíces eran otras y obviamente, su tonada no era cordobesa...! ¿Conclusión...? ¡Nunca cambién el cura párroco de una zona turística en plena temporada turística...! Con el correr de los meses me fui dando cuenta y convenciendo que tanto los que vivían en Santa Rosa, como los turistas que frecuentemente se acercaban a descansar, "eran míos" pastoralmente hablando, y que la clave del turismo, marcaba profundamente el ritmo de la comunidad parroquial, de tal forma que todo estaba atravesado por dicha clave. Esto me confundió bastante los primeros meses, hasta que me di cuenta que el turismo era la clave para interpretar el ritmo de la comunidad.

 
                                                                                                         P. Pablo